Luego de un año récord, donde los startups locales lograron atraer US$136 millones de inversión, además de la compra del primer “unicornio” chileno - Cornershop por Uber-, el panorama es prometedor. Emprendedores y expertos desde el polo universitario analizan el fenómeno y entregan las claves para crear un caso de éxito.El mundo de las startups chilenas está en llamas. Las empresas emergentes orientadas a conseguir un negocio escalable y repetible con capacidad para crecer muy rápido -apoyándose en la tecnología y en la innovación- atraviesan por su mejor momento. No solo porque en 2020 las startups locales, principalmente por NotCo, lograron atraer una cifra récord de US$136 millones de inversión, según cifras de la Association for Private Capital Investment in Latin America, sino también porque el Informe de Competitividad Global, publicado en junio, posicionó en segundo lugar mundial a la actividad emprendedora chilena en su etapa inicial.
Las pruebas de este gran momento suman y siguen: la startup nacional Cornershop selló hace unos días la venta del 47% que no controlaba Uber por US$1.400 millones y la plataforma fue valorizada en US$3.000 millones, una cifra que impacta si se recuerda que cuando Facebook compró el total de Instagram lo hizo por “solo” mil millones de dólares. Al contrario de lo que sucede con una pyme o un emprendimiento normal, donde su camino es más lento y puede tardar varios años en llegar a ser una mediana empresa, las startups están pensadas para tener un crecimiento explosivo. Una suerte del todo o nada. Cornershop debutó en 2015 y literalmente, en un par de meses, logró capital extranjero y fue valorizada en US$8 millones.
El impacto de este boom también es social: los expertos estiman que en Chile el 1% de las empresas que se crean son startups y están dando actualmente el 40% de los nuevos empleos. ¿Cómo se crea una startup? ¿Qué pasos son necesarios dar? En esa ruta, las universidades chilenas han jugado un rol preponderante para empujar la innovación de sus alumnos. La mayoría de las casas de estudio cuentan con diplomados, postgrados o incubadoras que apoyan proyectos relevantes y que pueden cambiar la vida de sus creadores y su entorno. Aquí, 7 claves para tener en cuenta.
1. Enamorarte de una idea y que tenga impacto social.
“Hacer algo que tenga un impacto en otras personas es una fuerza súper poderosa que hace que uno pueda crecer, innovar y conectar de otra manera”, dice Eduardo Della Maggiora, fundador y CEO de Betterfly, empresa nacional que acaba de conseguir US$ 60 millones en una ronda de inversión -un récord para una empresa local en su etapa inicial- y que trabaja en seguros con alta innovación tecnológica para que las empresas se los otorguen a sus trabajadores bajo el concepto de bienestar laboral.
Para Della Maggiora, es importante que tu idea te apasione. “Cuando las personas parten una compañía, tú conectas en el fondo más profundo. Porque la pasión es conectar con algo de manera profesional y personal, y hace que tú te puedas parar una y mil veces”, plantea el empresario, a lo que agrega: “Si partes una compañía por querer ser unicornio (la empresas de innovación que son valoradas en US$ 1.000 millones) o por un tema de popularidad o cualquier otro motivo más externo, te vas a poder parar algunas veces, pero no las que son necesarias para poder emprender y crecer”. Para él, se trata de una carrera de resistencia, donde la resiliencia es clave. Y para poder hacer eso, dice, se debe estar involucrado en algo en lo que realmente creas.
“Una innovación con impacto social será un catalizador para lograr financiamiento y posicionamiento, gracias al amplio espectro de beneficio generado por distintos actores de la sociedad”, apunta Francisco Chiang, director de Innovación, Transferencia Tecnológica y Emprendimiento de la Universidad Andrés Bello, casa de Educación Superior que imparte un Diplomado de Creación de Startups y otro en Creación de Negocios. Daniela Soto, quien realiza mentorías (apoyo a emprendedores) en UNAB, agrega que se está dando un cambio cultural: “Las startups están buscando generar un impacto en la sociedad, ayudar a la evolución de la comunidad en torno a la economía, a la empatía más que a generar determinado producto”.
Saber escuchar las necesidades de la gente. Eso es lo que parte planteando Ángel Morales, director ejecutivo de UDD Ventures, la aceleradora de negocios de la Universidad del Desarrollo, que lleva 10 años transformando una idea o proyecto en un negocio de alto impacto. “Son aquellas conversaciones que nos permiten crear futuros nuevos con otras personas. Las ideas no van a nacer con nosotros encerrados en una oficina”, define Morales. En ese sentido, la calidad de las redes de conversación e interacción permiten configurar esos escenarios futuros. “Mi consejo para un emprendedor que quiere innovar es que haga un escáner profundo de la calidad de con quienes está conversando, a quién está escuchando, que está leyendo habitualmente respecto del ámbito y de la industria en la cual se quiere entrar”, plantea.
Es importante enamorarse siempre del problema más que de la solución, plantea Ángeles Romo, gerente de Start-Up Chile, aceleradora pública de negocios que bajo el alero de Corfo y del Gobierno potencia emprendimientos tecnológicos para escalar globalmente con líneas de financiamiento y apoyo. “Es importante entender que son los problemas los que de alguna manera inspiran una solución. La solución, por sí sola, si no resuelve un problema, probablemente no se va a convertir en un gran negocio”, dice la ejecutiva.
“Definir siempre el objetivo del emprendimiento y no perder la visión que uno tenía desde el principio, aunque la puedas ir cambiando, pero nunca perder las bases, nunca perder los orígenes. Para entender todo lo que se ha progresado”, señala Werner Kristjanpoller, director del Instituto Internacional de Innovación Empresarial (3IE), la incubadora de negocios de la Universidad Federico Santa María, que incentiva emprendimientos de base tecnológica orientados al mercado global.
2. Equivócate rápido y barato.
“No gastes recursos y tiempo del emprendimiento en la medida que no se valide la necesidad”, aconseja Francisco Chiang, director de Innovación, Transferencia Tecnológica y Emprendimiento de UNAB. “Se necesita validar en una etapa temprana para prevenir gastos en iniciativas que al final no apuntan a una necesidad específica y que por lo tanto difícilmente va a ser exitosa. Es mejor validar rápido y si no hay una necesidad importante, reformular o buscar otra idea de emprendimiento”, añade. Chiang dice que este concepto se usa mucho en Estados Unidos. “Hay emprendimientos que se quedan pegados dos años gastando plata y recién se dan cuenta que no había una necesidad importante y lo podrían haber hecho a los seis meses y haber usado los recursos en otra idea o ajustar lo que estaban pensando”, puntualiza.
Cristóbal Cassanello, fundador de la startup Ecopass -una ticketera ecológica nacional de eventos- plantea que si tienes una idea de negocio, lo más valioso es lanzarlo al mercado, con poca plata y que el mismo mercado te diga si funciona o no. “A diferencia del pensamiento que existía antes de que había que invertir muchas horas y plata, la fórmula de los startups es que lanzan muchas cosas a una velocidad rápida y a bajo costo”. Bajo esa premisa, Cassanello asegura que esa fórmula permite “iterar, que es escuchar al mercado con estos lanzamientos y al cabo de un tiempo, el producto que logran es superior. La idea es desarrollar MVP, un mínimo producto viable”, explica.
“Ir probando, piloteando y equivocándose es parte del camino. Mirar los errores como oportunidades de aprendizaje y con eso ir construyendo el emprendimiento o la solución que cada una esté haciendo”, plantea Della Maggiora, CEO de Betterfly.
Daniela Soto, desde UNAB, dice que uno parte siempre de una hipótesis, se identifica un problema y hay tesis frente a cómo resolver eso. “La etapa de validación en emprendimientos de etapa temprana es muy importante para poder, en terreno, definir si esa hipótesis es correcta. Eso permite ir transformando tu solución e ir bajándola a lo que el mercado y tu segmento necesita. Hay que concretar lo antes posible tu idea para poder validarla en el mercado y tu segmento objetivo. Si no se hace eso, la empresa pasa mucho tiempo construyendo sobre nubes, en pura teoría y hay que llevar a la práctica lo antes posible la idea, validarla con el cliente objetivo y el mercado”, apunta.
3. Recurrir a mentorías y apoyarse en incubadoras.
Francisco Chiang, de UNAB, dice que hay que recordar cómo partieron las megaempresas actuales: startups que estaban desarrolladas por estudiantes universitarios, muchas veces cuando estudiaban, como Mark Zuckerberg, Bill Gates y Steve Jobs, entre otros. “En la universidad se genera conocimiento y también una comunidad para irlos desarrollando, validando y probando. La universidad es relevante en este ecosistema, porque conecta conocimientos con expertise a temas de emprendimiento, acceso a financiamiento y es factor que cataliza emprendimientos”, argumenta.
Chiang lidera en la Universidad Andrés Bello el Diplomado en Creación de Negocios, que va a iniciar su cuarta versión entregando, en tres meses, competencias duras a equipos de emprendimiento, donde está su foco. “Dentro del diplomado la idea es enseñar cómo prototipar y validar su idea en una fase temprana, cómo ver el tema de la definición del precio y el plan de ventas, definiciones correctas de constituciones de sociedad, régimen tributario y propiedad intelectual, cómo estructurar bien el modelo de negocios y cómo valorizar el startup”, explica.
La mentora Daniela Soto cuenta que hay muchos proyectos innovadores que se han sacado los miedos y que vienen de laboratorios. “En el caso de la UNAB, hay un proyecto de unos chicos que quieren generar energía eléctrica en base a plantas (BiopaV)”. Otro startup que está escalando es Phage Technologies. La empresa produce un virus que tiene la capacidad de atacar una bacteria y partieron trabajándolo como un desinfectante de hortalizas para la casa, sin embargo, se dieron cuenta que no había una necesidad relevante en ese mercado. Luego de dar vueltas en ferias en el sur, cuenta Chiang, “se dieron cuenta que esa misma bacteria tenía una incidencia importante en la mortalidad de terneros y por lo tanto cambiar la aplicación desde un desinfectante a un tratamiento para enfermedades y de esa manera abrieron un mercado muy importante y ahora producen y comercializan a través de Bayer en distintos países”.
Respecto a las mentorías, Daniela Soto, quien cumple ese rol en UNAB y también en la UDD, sostiene que el trabajo se puede tomar en distintas etapas del proyecto: “En mi caso, he estado ligada a emprendimientos en etapa temprana, dónde la idea es ser consejero y ver lo que está pasando en ese equipo. Lo que hacemos es hacer un diagnóstico e ir fijando los objetivos que quieran conseguir. Es un acompañamiento para sus procesos”.
Para Werner Kristjanpoller, director de 3iE, una cuestión importante es que el emprendedor tiene que ser abierto, humilde y acercarse a los que saben para potenciar su emprendimiento. “Entender que una incubadora, Corfo, los mentores e inversionistas tienen exactamente los mismos objetivos tuyos. Si Corfo les da financiamiento, si una incubadora les da el patrocinio, si hay inversores que colocan dinero en él, todos buscan el éxito del proyecto”, explica.
Cristóbal Cassanello partió con Ecopass en 2014, cuando estudiaba Ingeniera Civil Industrial en la universidad. Le tocó trabajar en un evento masivo y vio que los sistemas de pago eran muy lentos y funcionaban con papel térmico. Se dio cuenta que esos tickets duros no se pueden reciclar y sus componentes producen cáncer. A partir de eso, se juntó con dos amigos programadores, desarrollaron la idea y se ganaron un par de fondos CORFO que les permitieron desarrollar la plataforma. Estuvieron incubados en 3iE, hasta que luego del estallido y la pandemia tuvieron que reinventarse y empezaron a apostar por los eventos virtuales.
4. Tener clara la problemática y tu equipo de trabajo.
Daniela Soto, mentora en la Andrés Bello, sostiene que es importante entender “qué es lo que estoy resolviendo y para quién es un dolor o un problema y si realmente es un dolor para el segmento que he identificado. Es decir, el paso posterior es validar con los segmentos afectados”. De esta manera, dice, se construye una propuesta robusta y una solución que realmente aplique para el problema y el segmento en sí.
Con respecto al equipo de trabajo, los expertos plantean que la idea es tener un grupo que tenga las herramientas necesarias para desarrollar el proyecto. Por ejemplo, continúa Daniela Soto, si la solución es crear una aplicación de ayuda a personas con discapacidad, “es necesario tener personas en el equipo competentes en entender el problema desde cerca, como alguien relacionado a salud que entienda de cerca el dolor, una persona con experiencia en digitalización e informática”.
Junto a esto, es ideal tener un equipo de trabajo que se lleve bien, ya que pasaran mucho tiempo juntos desarrollando la idea, por lo que deben generar un ambiente agradable y propicio para tener éxito. Francisco Chiang, director de Innovación y Transferencia Tecnológica de UNAB, apunta que “si no está alineada la organización, lo más probable es que se genere un quiebre y la pieza más importante del emprendimiento es el equipo y si se quiebra, hay riesgo para seguir con la iniciativa”.
5. Uso de la tecnología.
María de los Ángeles Romo, gerente de Startup-Chile, cree que el emprendimiento es una herramienta que está al alcance de todos. “El emprendimiento tecnológico es una herramienta que a la vez nos permite generar movilidad, y en la medida que puedes acceder a esa movilidad, puedes cambiar la calidad de vida y los ecosistemas de manera muy rotunda”, plantea respecto a empresas que crecen rápido, generan mucho empleo, aportan al desarrollo económico, social y cultural de los países.
La inclusión de más emprendedores con soluciones complejas, digitales, tecnológicas o de avance científico es vital para lograr mayor nivel de productividad, PIB y calidad de vida para los ciudadanos. Ángel Morales, de UDD Ventures, asegura los emprendimientos de base digital son a los que los inversionistas buscan apostar, ya que permiten tener una visión global, operar en distintas ciudades del mundo, ir a buscar volumen y, por lo tanto, en el largo plazo transformarse en negocios con rentabilidad positiva. “En ese sentido, la era digital es el anfiteatro para el surgimiento de estos nuevos actores, tipo Cornershop, y así liderar la economía digital del futuro”, asegura.
6. Financiarse con fondos no dilutivos.
Francisco Chiang, desde la Universidad Andrés Bello, plantea que al inicio es importante partir financiándose con fondos concursables de Corfo, torneos de emprendimiento o similares, más que con inversión. “Los fondos no dilutivos no te piden propiedad. Cuando llega un inversionista te dice que te pasa 200 millones de pesos, pero le tienes que dar el 20% de la propiedad. Si te ganas un fondo en Corfo u otro, no te piden participación en el patrimonio, entonces puedes dar los primeros pasos sin diluirte”, sostiene el director de Innovación y transferencia tecnológica de UNAB.
7. Plantear un buen exit.
Los creadores de startups hablan del “exit” como si fuera el Santo Grial. En términos formales, se trata de business exit strategy, referido al plan estratégico de un empresario para vender su propiedad en una empresa emergente a inversores u otra compañía, tal como lo hizo Cornershop con Uber hace semanas. De esta manera, el propietario de un negocio reduce o liquida su participación y puede llegar a obtener un beneficio si ha sido rentable.
Según el director de Innovación y transferencia tecnológica de UNAB, Francisco Chiang, para tener un buen exit hay que irlo planeando, y para eso hay que tener buenos acuerdos con los inversionistas que vayan entrando y buscar diluirse lo menos posible. “Si tuvieras socios que van a ser mayoritarios en el startup, cuando entran se arma un pacto de accionistas entre los dueños de la empresa, que indique que todos deben salir en las mismas condiciones. O sea, que ellos no pueden llegar y vender muy bien su parte y dejarlos a ellos sin la opción de vender al mismo precio, que es un drag along. Esas condiciones de salida tienen que estar pre-acordadas para permitir un buen exit”.