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El problema detrás de las estrategias: la incapacidad de anticipar cambios

Escrito por Marcelo Romero | Jul 7, 2025 5:07:33 PM

Las estrategias tradicionales suelen construirse a partir de las condiciones prevalentes de un momento determinado. Sin embargo, esos contextos cambian rápidamente, y este enfoque termina siendo reactivo ante una realidad inminente, sin ofrecer la capacidad de anticiparse a lo que vendrá.

En este escenario de incertidumbre, se vuelve fundamental adoptar una visión más proactiva y dinámica: la estrategia de futuros posibles. A diferencia de los enfoques convencionales —que se basan en datos pasados y actuales—, esta estrategia se apoya en la identificación de tendencias emergentes y la exploración de escenarios múltiples, permitiendo tomar decisiones informadas y prepararse ante lo impredecible. 

Hoy, muchas organizaciones siguen basando sus estrategias en proyecciones lineales que asumen estabilidad. Pero estas no contemplan disrupciones como las vividas con la pandemia de COVID-19 o la guerra en Ucrania. La evidencia muestra que construir el futuro requiere más que reaccionar: exige anticipar. Y no se trata solo de minimizar los impactos del cambio, sino de crear futuros preferidos, basados en una lectura activa de las señales emergentes y las dinámicas en transformación. 

La estrategia de futuros plantea precisamente eso: actuar antes de que los problemas surjan. Al identificar señales tempranas —aquellas que muchas veces pasan desapercibidas—, las organizaciones pueden desarrollar futuros conceptuales, ponerlos a prueba y generar respuestas de forma anticipada. Esto no solo permite definir protocolos ante escenarios de crisis, sino también crear una ventaja estratégica basada en la anticipación. 

Además, esta estrategia fomenta la innovación al habilitar espacios colaborativos donde se cuestionan certezas, se combinan perspectivas diversas y se generan ideas transformadoras. Las organizaciones que logran incorporar esta lógica no solo se adaptan al futuro, sino que construyen culturas resilientes, ágiles y capaces de afrontar desafíos que aún no existen. 

Un elemento clave en este proceso es la formulación adecuada de los desafíos. Una buena pregunta no solo define el problema, sino que también moviliza a la acción. Por ejemplo: “¿Cómo reducir la tasa de rotación de personal en un 50% en los próximos seis meses?” es una pregunta poderosa, porque refleja una necesidad real, plantea una meta concreta y abre posibilidades estratégicas de alto impacto. 

Aquellas empresas que logren construir entornos colaborativos con una visión anticipatoria estarán mejor preparadas para enfrentar las turbulencias venideras. Y más aún: estarán en posición de crear un futuro más resiliente, innovador y alineado con sus objetivos estratégicos. 

 

La imagen que acompaña este texto presenta una metodología integrada para la gestión de futuros, estructurada en cuatro etapas complementarias. Este enfoque proporciona una hoja de ruta clara para explorar incertidumbres y preparar respuestas adaptativas en contextos cambiantes: 

 

Recolección de Inteligencia sobre el Futuro

Se utilizan herramientas como el Horizon Scanning, el método Delphi, las 7 preguntas y los Issues Paper para identificar señales emergentes y tendencias incipientes. Esta etapa permite ampliar la mirada estratégica hacia las periferias, donde suelen aparecer los primeros indicios de cambio. 

 

Exploración de la Dinámica del Cambio

A través del Driver Mapping y los Ejes de Incertidumbre, se analizan los factores que impulsan el cambio y sus interacciones. Esto permite construir una comprensión sistémica de las fuerzas que están transformando el entorno. 

 

Descripción de Escenarios Futuros

Mediante herramientas como el Análisis FODA (SWOT) y el Visioning, se elaboran escenarios plausibles que permiten imaginar futuros alternativos. Este ejercicio prepara a las organizaciones para responder con agilidad ante múltiples contextos posibles. 

 

Desarrollo y Validación de Estrategias

Utilizando técnicas como el Backcasting, el Stress-testing de políticas y el Roadmapping, se diseñan estrategias flexibles y se evalúan ante distintas condiciones futuras, asegurando su pertinencia y capacidad de adaptación. 

 

Una Estrategia Flexible y Adaptativa

Esta metodología no se limita al uso de herramientas específicas. También incorpora una estructura basada en bloques verticales —exploración, análisis, diseño, validación— y en estrategias horizontales que cruzan áreas, niveles organizacionales y sectores. Esta lógica de diseño permite adaptar el enfoque a los distintos requerimientos de empresas y organizaciones, sin importar su tamaño, rubro o territorio. 

 

Prepararse, no predecir 

En definitiva, gestionar el futuro no consiste en predecir lo que vendrá, sino en estar preparados para múltiples posibilidades. Las organizaciones que adopten esta forma de pensar y actuar estarán en mejores condiciones de anticiparse a los cambios, construir ventajas competitivas sostenibles y liderar con sentido en un entorno cada vez más complejo. Una buena estrategia de futuros no predice, sino que prepara.