El proceso de emprender deja instaladas importantes herramientas en las personas que se aventuran en este camino. En este sentido, los mentores cumplen un rol fundamental, puesto que aportan visión estratégica al proyecto proveniente de su propia experiencia.
La figura del mentor emerge entonces como una guía para las nuevas camadas de emprendedores. El mentor es una persona que cuenta con gran experiencia en el mundo de los negocios, y en disciplinas complementarias, pero, sobre todo, apoyando en el vital proceso de toma de decisiones estratégicas.
Si nos remitimos al libro “El Coach de Silicon Valley” de Eric Schmidt, plantea que Bill Campbell desempeñó un papel preponderante en el desarrollo y crecimiento de varias compañías tecnológicas, como Google y Apple, ayudando a fomentar relaciones profundas con personalidades como Steve Jobs y Larry Page. Campbell, en su figura de mentor, inspiró valor, identificó y resolvió las problemáticas que pudiesen surgir en ambientes de crecimiento acelerado. Con esto, la imagen de un mentor supone un cuerpo de soporte y conocimiento para la organización que lo requiera respecto de ofrecer feedback con “honestidad brutal”.
Hablando de sus aspectos prácticos, los mentores poseen características bien marcadas: tienen pensamiento estratégico; saben cómo actuar en procesos de control de crisis; dominan el arte de la toma de decisiones; y tienen una alta orientación al cumplimiento de objetivos. A mi juicio el mejor mentor es aquel que logra cambiar las perspectivas del “mentee” (emprendedores que recibe mentoría) y eso no se logra leyendo mil libros sino habiendo librado “mil batallas en las trincheras” (y haberse ganado unas cuantas “heridas de guerra”).
FUENTE: Revista Gerencia
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