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columnas de opinión

El giro de los innovadores hacia el desarrollo sustentable.

La actual crisis climática es ya un hecho más que comprobado, cuya gravedad quedó en evidencia con el informe del IPCC (Intergovernmental Panel on Climate Change) de la ONU, que en agosto determinó que las emisiones contaminantes llegan hoy a los niveles más altos de los últimos 800.000 años y la actividad humana ha calentado el planeta a un ritmo sin precedentes.Para revertir estos efectos negativos, cuyas consecuencias estamos ya experimentando con la sequía y el aumento de la temperatura en distintas zonas del mundo y del país, es clave una acción conjunta y colaborativa.

Los países y sus respectivos gobiernos son la cara más visible al ser quienes lideran las negociaciones y acuerdos mundiales en instancias como la COP, donde por lo demás, Chile ha jugado un importante rol. Pero, junto a ellos existe una enorme participación de actores no estatales de diversa índole (sector privado, municipios, representantes científicos, etc), que son fundamentales en la formulación, aplicación, monitoreo y seguimiento de medidas que mitigan el impacto. De hecho, la búsqueda de alternativas sustentables y la investigación de emisiones carbono neutrales a futuro van de la mano con el desarrollo científico y tecnológico de las naciones.

Históricamente la ciencia ha ofrecido al mundo soluciones para los desafíos de la vida cotidiana, a la vez de entregarnos respuestas a los grandes misterios de la humanidad. Y aunque muchos pueden criticar el trabajo que realiza hoy la ciencia, y que no está directamente relacionado con la búsqueda de opciones al calentamiento global (sin ir más lejos, los avances en materia de turismo espacial registrados este último año), es primordial no coartar la capacidad inventiva y creatividad de los innovadores. Precisamente ese trabajo puede traer mayor modernización, desarrollo tecnológico e innovación, elementos claves para el giro sustentable que experimenta la sociedad en su conjunto.

Lo lógico sería contar con un equilibrio entre el trabajo investigativo, destinado hacia nuevas industrias, con el perfeccionamiento de las ya existentes. Metas como disminuir la huella de carbono, delinear nuevos sistemas productivos, potenciar el hidrógeno verde, desarrollar soluciones asequibles que utilicen energía solar y eólica, masificar el transporte eléctrico y alternativas tecnológicas para combatir la crisis hídrica en la agricultura, son algunos ejemplos de cómo la innovación debe tener actualmente objetivos no sólo enfocados en la productividad, sino también considerando las problemáticas actuales con un fin integral de desarrollo y cuidado del entorno.

Es importante también que las grandes empresas tomen parte de esta misión, modifiquen sus estrategias de negocio hacia unas más sustentables y establezcan alianzas de largo plazo con la comunidad científica para implementar dentro de sus estructuras modelos que les permitan ser rentables económicamente, y al mismo tiempo, generar un impacto positivo en el medioambiente y en el ecosistema.

Como habitantes de un planeta en crisis, seguiremos perdiendo si dejamos de lado la imaginación y la innovación, generando estancamiento en un contexto donde más que nunca necesitamos soluciones disruptivas para enfrentar los desafíos climáticos.

Fuente: Diario Estrategia

Escrito por

Angel Morales

Ingeniero Comercial y Magíster en Innovación UC con experiencia en innovación social en Servicio País, Fundación América Solidaria y TECHO; experiencia en la Incubadora de Negocios INACAP y Transforme Consultores; trayectoria como Docente en U. Santo Tomás y U. Mayor, y Tutor MBA UDD. Actualmente Director Ejecutivo en UDD Ventures.