Uno de los grandes desafíos de pertenecer al ecosistema del emprendimiento es poder visualizar el crecimiento de una idea con potencial, y cómo esta será capaz de convertirse en una gran empresa. Es indudable el talento que existe por parte de los emprendedores nacionales, los que han liderado diversas iniciativas de innovación en distintas industrias con diversas soluciones.
Independiente del tipo de proyecto, tienen en común el camino, el desarrollo, y la forma de trabajo para lograr un crecimiento atractivo con el cual puedan acceder a otras redes, mercados e inversiones.
Veamos brevemente el tema desde su inicio:
Hay un dolor y tengo una propuesta de valor interesante para resolverlo. La idea es el motor y primer impulso de un proyecto. ¿Ahora qué? Comienzo a desarrollar el músculo de mi idea: realizo estudios, reviso variables, trabajo con las personas indicadas, y en lo posible, armo un piloto para ver la solución en casos reales y revisar su factibilidad. Suena bien, ¿no? Bueno, para dar todos esos pasos se hace necesario contar con apoyo técnico, asesorías, redes y financiamiento. Y en caso de tener el conocimiento técnico, fondos y contactos para poner en marcha esta pequeña operación, estaríamos listos para dar el siguiente paso. Una vez más, necesitaríamos la ayuda de expertos. Se hace necesaria una estructura de apoyo sólida con la cual prospectar resultados, llegó el momento en que es esencial acelerar nuestro proyecto.
En el proceso de aceleración, donde se espera que la empresa crezca de forma más rápida, hay diferentes etapas por los cuales nuestra propuesta debe pasar. Lo primero es su validación técnica, debemos validar que la solución que proponemos es viable. Luego, validación comercial, en donde las ventas serán el corazón del proyecto. Los análisis de riesgo y proyecciones de crecimiento pueden ser importantes, pero no 100% determinantes. Lo que realmente es determinante es la capacidad de respuesta, potencial innovador y opciones de renovar el mercado para tener una respuesta positiva.
Para lo otro hay fórmulas de financiamiento las cuales pueden ayudar a mantener proyecciones ascendentes a largo plazo, estrategias de marketing que generen nuevos clientes y redes con las cuales los riesgos se pueden minimizar, etc. Lo realmente determinante es la capacidad de entregar una solución real, factible, práctica y con capacidad de renovación.
Cuando ya existe certeza del potencial del proyecto, y su modelo está comercialmente validado, podemos escalar la propuesta a otras regiones, latitudes, otros mercados. No quedarse en lo local, se debe actuar pensando en global.
Desde el camino de una idea a su implementación, y posterior aceleración, se pueden escribir muchas páginas, casos prácticos, técnicas, y un sinfín de recursos. Pero, para mí, uno de los puntos más relevantes al momento de querer acelerar un proyecto no parte pensando en el retorno de la inversión, ni en la explosión mediática que este pueda tener. El corazón de una aceleración se encuentra en cómo ayudamos a las empresas a crecer en ventas, y cómo las preparamos para enfrentar nuevos desafíos según el estado de madurez de la propuesta y el mercado al que se enfrenta. Acelerando proyectos que cuenten con esa característica creo que podríamos seguir marcando pautas en el ecosistema regional.
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