A poco más de siete meses del primer caso de Covid-19 en China, el virus ha superado los 25,3 millones de contagios y más de 848.000 fallecidos.En Chile, el virus lleva más de cinco meses poniendo a prueba un sistema de salud que ya presentaba problemas de atención a pacientes, siendo las listas de espera uno de los principales problemas, hasta ese momento visibles.
De acuerdo con cifras de la Sociedad Chilena de Medicina Intensiva (Sochimi), en enero la Región Metropolitana contaba con 430 camas con ventilación mecánica, mientras que en junio llegó al máximo registrado de 1.753. Las medidas adicionales implementadas por la autoridad evitaron el colapso del sistema que, hoy sabemos, hubiera ocurrido el 5 de mayo cuando había más de 20.000 contagios en el país.
Bajo este escenario surge la pregunta de si eran estas listas, entonces, el principal problema del sistema. La respuesta es clara: no. Era la punta del iceberg y hoy toca comenzar a mirar hacia el futuro.
En este sentido, la tecnología aplicada a la salud resuelve varios de los problemas estructurales del sistema chileno, comenzando por una salud interconectada que permita contar con los datos de los pacientes de forma rápida y segura para diagnosticar y emitir un pronto tratamiento. Esta crisis sanitaria nos mostró la necesidad de invertir en tecnología vinculada a la interoperabilidad clínica, sistema que permite comunicarse, intercambiar datos y utilizar esa información para la toma de las mejores decisiones en salud, clave en estos tiempos.
El fortalecimiento de la vinculación entre el sistema de salud público y el privado es otro de los principales desafíos que se presentan hacia adelante. La pandemia también visibilizó la necesidad de contar con tecnología que sea fácil de implementar y operar. Pero no solo por eso, sino que también pueda facilitar una continuidad en la atención de salud, aspecto clave y que es una de las principales preocupaciones del sistema chileno: habilitar las tecnologías e infraestructuras que permitan acelerar el desarrollo e implementación de sistemas de información.
¿Y la telemedicina?
En estos meses se habló de upgrade de aplicaciones de telemedicina producto del aislamiento, pero lo que se hizo fue implementar herramientas de teleconsulta entendiendo el escenario de mayor flexibilidad que se requería. El principal desafío es empezar a trabajar desde ya en una telemedicina sostenible. Para esto las plataformas tecnológicas tienen que estar preparadas no solo para una teleconsulta sino que para abordar al paciente en el centro de la atención de salud, lo que implica ser capaz de entregar más información a la persona que se atiende, interactuar con él y comunicar de manera efectiva.
Se trata de una telemedicina que, para ser efectiva y sostenible, requiere de sistemas interoperables que aseguren el continuum asistencial y aumenten la capacidad de respuesta del sistema de salud. También se requiere de un registro clínico electrónico que permita mejorar la experiencia de los pacientes, al hacerla más fluida, segura y eficiente y a los médicos tomar decisiones con mejor información, y a los pacientes les evita tomar exámenes innecesarios y reducir el tiempo de espera.
La incorporación de plataformas tecnológicas con estándares de salud, el desarrollo de proyectos que sustenten la disponibilidad de la información y la creación de una estrategia que fomente una sinergia entre el ámbito público y privado de la salud es parte de la revolución de transformación digital en salud que se viene.
FUENTE: América Economía
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