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columnas de opinión

Por qué necesitamos más innovación, investigación y desarrollo para la industria minera en Chile.

Hace pocos días la minera china Zijin anunció que comenzará a producir cobre en un yacimiento del Tíbet. La noticia tiene directa relación con nuestro país, ya que China es el principal comprador de cobre del mercado chileno, y con esta nueva actividad tendrá una nueva fuente de suministro del metal.

La empresa proyecta que, con las aprobaciones de las autoridades gubernamentales pertinentes, podría producir 120.000 a 130.000 toneladas de cobre en 2022, y a largo plazo alcanzar una escala final de extracción de aproximadamente 200 millones de toneladas de minerales al año. Convirtiéndose de esta manera en la mina de cobre con la escala de extracción y procesamiento más grande del mundo.

Aún queda por ver qué efectos podría tener esta noticia para Chile y la comercialización de su producción local, pero lo que sí está claro es que esta nueva fuente de suministro mundial de cobre tendrá impacto en la autosuficiencia de China en materia de cobre (pero también nos habla de la alta demanda futura del metal rojo por parte de China y el mundo).

Al cierre de 2021 la directiva de la Sociedad Nacional de Minería (Sonami) entregó sus proyecciones y anunció que durante este nuevo año el PIB sectorial minero en Chile podría crecer en torno al 2%, con una producción de cobre cercana a las 5.800.000 toneladas.


Pero, más allá de las cifras y esfuerzos por aumentar la producción, toca que las compañías mineras locales pongan foco en explorar nuevas oportunidades de innovación en la industria para mejorar las capacidades estratégicas de esta industria en Chile. Debemos comenzar a trabajar cuanto antes en cómo entregar un valor extra a nuestras materias primas y commodities (no sólo con el cobre, sino que ahora también con el litio), destinando más recursos a la investigación, innovación y desarrollo para sofisticar nuestra matriz productiva, hacerla más competitiva, verde y sustentable.

Es una tendencia que se está dando a nivel mundial y de la que aún no tomamos plena conciencia. Actualmente Chile es el segundo país de la OCDE con menos investigadores por cada 1.000 trabajadores, donde sólo superamos a México. Es más: en la misma encuesta realizada por la Oficina de Estudios y Estadísticas del Ministerio de Ciencias se indica que el personal dedicado a I+D disminuyó del 2017 al 2018 por más de mil investigadores.

La industria minera local si bien en general tiene un buen estándar productivo, creemos que aún se puede explotar mayores beneficios comparativamente con las faenas internacionales de explotación de minerales a través de una reorientación de sus métodos, oportunidades y desafíos de cara a las siguientes décadas.

Para que Chile pueda destacar internacionalmente, más aún de lo que hoy ya lo hace, es fundamental trabajar en el desarrollo de una industria económica de bienes y servicios que se base no sólo en la extracción, sino que también en el conocimiento y la ciencia aplicada, aún cuando la restricción logística de la lejanía de nuestro país sea una barrera. En este sentido, ¿por qué no pensar en que las mineras que explotan litio puedan exportar la materia prima a plantas productivas de batería de su propiedad, pero localizadas en países más cercanos a los centros de distribución futuros con el fin de lograr integración vertical?

 

Fuente: El Mostrador

Escrito por

Angel Morales

Ingeniero Comercial y Magíster en Innovación UC con experiencia en innovación social en Servicio País, Fundación América Solidaria y TECHO; experiencia en la Incubadora de Negocios INACAP y Transforme Consultores; trayectoria como Docente en U. Santo Tomás y U. Mayor, y Tutor MBA UDD. Actualmente Director Ejecutivo en UDD Ventures.

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