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columnas de opinión

Company building: cómo emprender e innovar desde las entrañas corporativas.

Para ejecutar un modelo de company building más liviano, las empresas pueden apoyarse en consultoras o en aceleradoras de negocios que están cerca del ecosistema de startups para reducir las fricciones propias de un proceso de este tipo.

 

Existe en el mundo del cine y la televisión un concepto conocido como “spin- off”, que alude
a una serie, película o trabajo narrativo creado a partir de una obra ya existente. Quizás hubo
 un personaje secundario que destacó, pero su historia no pudo ser bien desarrollada, o fue
 necesario ampliar una línea argumental prometedora. El caso es que este nuevo producto
 cuenta desde su inicio con un gran voto a favor: la reputación que le antecede del original y
 el conocimiento por parte del público del contexto en que está inserto.

En el área de la innovación de empresas corporativas, algo similar ocurre con la tendencia conocida como “company
 building” (o venture building), un modelo de innovación donde empresas ya consolidadas crean internamente sus propias startups o nuevos modelos de negocios iterativos 
haciendo uso de la experiencia, los recursos, el talento humano y el conocimiento que ya poseen, enfocándose directamente en el desarrollo y escalabilidad de la propuesta.

Se trata de un modelo que sin duda tiene ventajas si lo comparamos con un 
emprendimiento que parte desde cero: los riesgos son menores porque ya se han
 enfrentado antes a varios de ellos. Los gastos tampoco son demasiados, ya que se utilizan 
los activos de la empresa. Lo positivo es impulsar la innovación desde “las entrañas” de las compañías que llevan un largo período de tiempo haciendo lo mismo y que al combinar recursos humanos más experimentados con elementos con una mirada más fresca,
 generan valiosas sinergias para explorar negocios adyacentes en el mercado

El “company building” (o venture building) encarna la irrupción de ideas disruptivas desde dentro de la organización. Estados Unidos y varios países europeos lideran esta área con
 ejemplos como la aerolínea Lufthansa, que a través de su App Rydes, permite a los usuario s
obtener recompensas mientras se mueven por la ciudad. Samsung también incursionó con
 Welt, un cinturón que a primera vista parece de cuero, pero en realidad utiliza sensores
 incorporados para contar pasos. Disney creó una plataforma propia para difundir sus 
contenidos que hoy todos conocemos como Disney+, e incluso un gigante como Coca- Cola
se aventuró con Wonolo, plataforma on-demand para programar trabajos por horas o días.

En Chile, estamos aún en desarrollo, pero existen algunas compañías locales que ya han corrido sus propios experimentos como Engie, Kaufmann, BICE, Enel y BCI, entre otros. Pero como bien es sabido, los procesos corporativos tradicionales tienden a obstaculizar la velocidad y la
 flexibilidad necesaria para probar con lo nuevo. En este sentido el “company building” es una
excelente opción porque el modelo no implica descuidar el “core business”, porque la innovación se realiza de forma paralela usando el equipo humano, la tecnología y los conocimientos
 disponibles.

Ahora bien, sin lugar a dudas nos falta el paso siguiente, que las grandes empresas se motiven y destinen parte de sus recursos a impulsar nuevas ideas de negocio, a crear “cajas de arena” donde puedan quemar recursos, experimentar y aprender. Una cosa es hacer un taller de foresight y otra muy distinta es jugarse la piel probando los modelos de negocios que le darán vida a la empresa corporativa en los próximos 10 años.

Para ejecutar un modelo de “company building” más liviano, las empresas pueden apoyarse en consultoras o en aceleradoras de negocios que están cerca del ecosistema de startups para reducir las fricciones propias de un proceso de este tipo. En este camino, la identificación de las brechas de mercado (dolores de una industria en particular) y conformar el equipo humano que ejecutará la startup a probar será clave para el éxito de un “company building”.

Por eso, es fundamental seleccionar a los profesionales más capaces y darles la oportunidad de operar paralelamente con la agilidad y velocidad de una startup en un proceso continuo de aprendizaje (ojo que ese equipo emprendedor puede ser una mezcla de colaboradores de la empresa corporativa con un “capitán sin barco” – emprendedor sin startup actualmente en el mercado). Flexibilidad y apertura al cambio son dos conceptos claves a aplicar si queremos utilizar los recursos internos para impulsar ideas que luego den paso a nuevos negocios escalables. El juego está recién comenzando en Chile y Latinoamérica, no se queden fuera.

FUENTE: El Dínamo
PHOTO: Scott Rodgersonon on Unsplash



Escrito por

Angel Morales

Ingeniero Comercial y Magíster en Innovación UC con experiencia en innovación social en Servicio País, Fundación América Solidaria y TECHO; experiencia en la Incubadora de Negocios INACAP y Transforme Consultores; trayectoria como Docente en U. Santo Tomás y U. Mayor, y Tutor MBA UDD. Actualmente Director Ejecutivo en UDD Ventures.