De acuerdo con cifras de la Cepal, la inversión promedio de América Latina en Investigación y Desarrollo (I+D) representa sólo un 0,7% del PIB, un resultado deficiente si se le compara con la tasa de inversión de las economías líderes a nivel mundial (OCDE), donde alcanza un 4%.En este contexto, una buena opción para estar a la vanguardia es a través de la innovación abierta, un modelo donde las grandes empresas pueden externalizar sus necesidades y desafíos de innovación combinando eficazmente el funcionamiento interno de la organización con el talento, el dinamismo, la flexibilidad y la mirada fresca que poseen los emprendedores y startups. Éstas últimas, por su parte, ganan experiencia, consiguen una vitrina masiva de su propuesta y pueden acceder a nuevos públicos.
En la práctica, esto significa detectar internamente oportunidades de mejora y modernización y luego mirar hacia afuera, al ecosistema de emprendimientos y startups que están desarrollando soluciones relacionadas con esa demanda. Ambos grupos pueden hacer un match estratégico, donde la empresa y el emprendimiento trabajan en equipo porque se necesitan mutuamente y donde ambos obtienen beneficios de esa alianza.
El desafío es cómo construir una cultura de innovación abierta en el país. Para ello, pueden considerarse los siguientes elementos:
1) Invertir en innovación, sin antes haber identificado la necesidad, es tiempo y recursos perdidos. Ojalá contar con la participación de áreas claves de la compañía para reunir la información precisa y definir la tesis de inversión.
2) Definir las competencias básicas de la empresa. ¿Qué conocimientos, experiencia y tecnología son parte de mi ventaja comparativa?. Tenerlo claro permite saber dónde se necesita reforzar y optar por innovación abierta.
3) Estudiar el ecosistema y elegir a nuevos socios en función de las necesidades identificadas. Si antes sólo se trabajó de forma interna, será fundamental propiciar ahora el trabajo en equipo y la colaboración con personas ajenas a la empresa.
4) Si es necesario, considerar un periodo de aclimatación o acostumbramiento. Cada vez existen más alternativas a través de instituciones académicas, consultoras, aceleradores de negocio, etc., tanto a los colaboradores como al público en general, y a través de un plan de comunicaciones que fomente la creación de nuevas alianzas.
5) Crear incentivos, celebrar y exhibir los resultados exitosos de cualquier proceso de innovación abierta, destacar sus alcances en cuanto a vanguardia, transformación, sustentabilidad e impacto en la comunidad.
6) Por último, cualquier proceso de innovación no surge espontáneamente. Se necesita compromiso y visión a largo plazo para que una empresa pueda concluir con un proceso eficiente y lo más importante, además de contar con un buen proceso de scouting igual o más importante es contar con un buen proceso de integración y eventualmente de inversión CVC.
Ángel Morales, Director Ejecutivo de UDD Ventures
Fuente: Diario Estrategia