Acompañar una iniciativa en sus diferentes niveles de evolución es la labor de estas instancias, las cuales, en muchas ocasiones, funcionan bajo el alero de una universidad.
En los entornos en los cuales se discute acerca de emprendimiento e innovación, muchas veces surgen en los diálogos los conceptos de "incubadora" y "aceleradora" de negocios. Para quienes no están inmersos en este tipo de actividades o no manejan terminología económica, puede que no exista total claridad respecto a lo que se quiere decir con estas denominaciones.
Si se quiere dar un significado sencillo a cada una de estas palabras, se puede decir que una incubadora es una institución o empresa que se dedica a apoyar futuros negocios o iniciativas que tienen un potencial de desarrollo. Las aceleradoras, en cambio, son entidades que pueden tomar ese mismo emprendimiento, cuando se encuentra avanzado, y llevarlo al siguiente nivel, es decir, que obtenga beneficios reales, más allá de salir solamente al mercado.
Desde hace varios años que existen alternativas en ambos sentidos, tanto para apoyar negocios o empresas emergentes (startup), como para impulsar proyectos que ya cuentan con productos y estén listos para pasar al siguiente nivel.
En un importante número de casos estas instancias están vinculadas con universidades, las cuales ocupan a las incubadoras y aceleradoras para potenciar proyectos que provengan de estudiantes y docentes, independiente que también puedan trabajar con iniciativas externas.
Un caso local de lo último lo encarna la Unidad de Emprendimiento de la Universidad del Bío-Bío (UBB), la cual opera al interior de la Dirección de Innovación, la que, a su vez, depende de la Vicerrectoría de Investigación y Postgrado de la misma casa de estudios superiores, con presencia en las regiones de Biobío y Ñuble.
Sebastián Opazo, coordinador interino de la Unidad de Emprendimiento UBB, explica que esta entidad realiza una labor muy similar a la de una incubadora de empresas, "ya que la función es tomar emprendimientos, orientar acerca de cómo administrarlo, y que de alguna forma pueda salir al mercado. Nosotros promovemos la cultura emprendedora dentro del campus, ya sea con los estudiantes, académicos, administrativos y también con la comunidad externa", explica Opazo.
PROCESOS
La Universidad del Desarrollo (UDD) lleva más de 10 años realizando una labor de acompañamiento a negocios ya en operación, por medio de la aceleradora UDD Ventures. Su directora de operaciones y servicios a emprendedores, Andrea Catalán, explica que, en palabras sencillas, lo que se hace es "acelerar" las ventas de los proyectos que ya tienen una historia incipiente de eventos, "que ya probó el producto o servicio en el mercado, tiene validado lo que tiene que validar, por lo tanto, ya cuenta con un modelo de negocios con menos incertidumbre que en un inicio. Ahora el foco es crecer, llegar a niveles de venta que hagan sostenible a la empresa", detalla.
-¿Cuál es el trabajo que se realiza para conseguir ese objetivo?
-Cuando uno parte un proyecto que tiene ya la validación de su modelo de negocios, con ventas incipientes, lo que hacemos es efectuar, básicamente, intervenciones. Una tiene que ver con "profesionalización", por decirlo de una forma. La formalización de los procesos internos de una empresa.
También se trabaja mucho en el desarrollo de la competencia interna con el equipo y también con una visión de proyección. Ya se cuenta con un producto o servicio que sabemos que el mercado, de alguna forma, acepta. Ante esto se empiezan a poner metas, que tienen que ver con el crecimiento y se comienza a hablar de estrategia y de un proceso de ventas. Por otro lado, tienes la parte del marketing que acompaña, justamente, el proceso de venta, es decir, cómo se hace sostenible que más clientes conozcan el producto, sistematizar el proceso de difusión.
También hay que empezar a medir. Ya no solo se prueban cosas, hay que medir el esfuerzo que se hace y ver cuál es la retribución que se obtiene por ese esfuerzo.
Si se quiere dar un significado sencillo a cada una de estas palabras, se puede decir que una incubadora es una institución o empresa que se dedica a apoyar futuros negocios o iniciativas que tienen un potencial de desarrollo. Las aceleradoras, en cambio, son entidades que pueden tomar ese mismo emprendimiento, cuando se encuentra avanzado, y llevarlo al siguiente nivel, es decir, que obtenga beneficios reales, más allá de salir solamente al mercado.
Desde hace varios años que existen alternativas en ambos sentidos, tanto para apoyar negocios o empresas emergentes (startup), como para impulsar proyectos que ya cuentan con productos y estén listos para pasar al siguiente nivel.
En un importante número de casos estas instancias están vinculadas con universidades, las cuales ocupan a las incubadoras y aceleradoras para potenciar proyectos que provengan de estudiantes y docentes, independiente que también puedan trabajar con iniciativas externas.
Un caso local de lo último lo encarna la Unidad de Emprendimiento de la Universidad del Bío-Bío (UBB), la cual opera al interior de la Dirección de Innovación, la que, a su vez, depende de la Vicerrectoría de Investigación y Postgrado de la misma casa de estudios superiores, con presencia en las regiones de Biobío y Ñuble.
Sebastián Opazo, coordinador interino de la Unidad de Emprendimiento UBB, explica que esta entidad realiza una labor muy similar a la de una incubadora de empresas, "ya que la función es tomar emprendimientos, orientar acerca de cómo administrarlo, y que de alguna forma pueda salir al mercado. Nosotros promovemos la cultura emprendedora dentro del campus, ya sea con los estudiantes, académicos, administrativos y también con la comunidad externa", explica Opazo.
PROCESOS
La Universidad del Desarrollo (UDD) lleva más de 10 años realizando una labor de acompañamiento a negocios ya en operación, por medio de la aceleradora UDD Ventures. Su directora de operaciones y servicios a emprendedores, Andrea Catalán, explica que, en palabras sencillas, lo que se hace es "acelerar" las ventas de los proyectos que ya tienen una historia incipiente de eventos, "que ya probó el producto o servicio en el mercado, tiene validado lo que tiene que validar, por lo tanto, ya cuenta con un modelo de negocios con menos incertidumbre que en un inicio. Ahora el foco es crecer, llegar a niveles de venta que hagan sostenible a la empresa", detalla.
-¿Cuál es el trabajo que se realiza para conseguir ese objetivo?
-Cuando uno parte un proyecto que tiene ya la validación de su modelo de negocios, con ventas incipientes, lo que hacemos es efectuar, básicamente, intervenciones. Una tiene que ver con "profesionalización", por decirlo de una forma. La formalización de los procesos internos de una empresa.
También se trabaja mucho en el desarrollo de la competencia interna con el equipo y también con una visión de proyección. Ya se cuenta con un producto o servicio que sabemos que el mercado, de alguna forma, acepta. Ante esto se empiezan a poner metas, que tienen que ver con el crecimiento y se comienza a hablar de estrategia y de un proceso de ventas. Por otro lado, tienes la parte del marketing que acompaña, justamente, el proceso de venta, es decir, cómo se hace sostenible que más clientes conozcan el producto, sistematizar el proceso de difusión.
También hay que empezar a medir. Ya no solo se prueban cosas, hay que medir el esfuerzo que se hace y ver cuál es la retribución que se obtiene por ese esfuerzo.
COOPERACIÓN
En opinión de Sebastián Opazo, la Región del Biobío presenta un ecosistema interesante para el desarrollo de iniciativas, con entidades que prestan servicios de apoyo al emprendimiento, como también en la presencia de mentores, coworks y otras instancias.
"En el ecosistema todos nos conocemos, en gran parte estamos interconectados, sabemos qué está pasando de alguna manera en los ámbitos privado y público. Hay un trabajo colaborativo, sin rivalidad desde hace mucho tiempo", afirma.
Opazo aprovecha de mencionar el nacimiento de la Red Mutuo, compuesta por un grupo de universidades para apoyar el proceso de emprendimiento y que ya celebra reuniones cada 15 días, lo que demuestra la relevancia que tiene la Región del Biobío a nivel nacional en este tema, plantea el profesional.
Fuente: El Sur de Concepción