En los últimos años son cada vez más las voces que promueven la idea de entregar un valor extra a nuestras materias primas, destinar más recursos para la investigación, la innovación y desarrollo para sofisticar nuestra matriz productiva, hacerla más competitiva,
verde y a la vez más sustentable.
Sobre este tema, el físico y profesor chileno César Hidalgo, plantea una interesante propuesta: se trata del encadenamiento hacia atrás, concepto que alude a no abandonar la exportación de materias primas, pero sí sumar otras actividades económicas más complejas que coexistan con las actividades tradicionales y que vayan hacia atrás en la cadena de valor, entregando mayor valor agregado a las primeras etapas de transformación de la materia prima a nivel de procesos primarios.
En el caso del cobre, por ejemplo, no es más valioso invertir en fundiciones, refinerías o fábricas, sino más bien fortalecer el desarrollo “aguas arriba”, con proveedores y contratistas mineros que aprovechen el tamaño del mercado minero chileno. O en el caso de la crisis agrícola, no resolvemos el problema hídrico si modificamos nuestro tipo de cosecha, pero si creamos un cambio importante al desarrollar tecnologías que optimicen el uso del agua, o que busquen nuevas fuentes de alimentación, el paradigma productivo se modifica.
Cabe preguntarse ¿qué necesitamos para dar un impulso a nuestra economía? Está claro que no se trata de un único factor: por un lado falta coordinación entre los distintos actores involucrados en torno a este objetivo común, y por el otro, las trabas regulatorias y burocráticas. También hay que considerar la renuencia a intentar cosas distintas, vivir con la creencia de que si las cosas han funcionado relativamente bien hasta ahora, para qué vamos a cambiarlas.
El problema es que los países que no destinan recursos, ni ponen foco en la innovación, corren el riesgo de quedarse atrás, de ser menos competitivos, eficaces y eficientes, y tampoco son capaces de resolver problemas y necesidades de primera importancia.
Para que Chile pueda dar vuelta esta situación es fundamental trabajar para el desarrollo de una industria económica de bienes y servicios que se base en el conocimiento, la ciencia, la tecnología, y que aborde los desafíos con una mirada multidisciplinaria compuesta por los proveedores, el sector científico-tecnológico, representantes de la academia y el gobierno.
Es una tarea pendiente para el corto plazo, porque si algo aprendimos con el salitre es que el crecimiento en base a materias primas no es eterno ni está asegurado, y depende únicamente de nosotros contar con alternativas valiosas y sustentables.
Fuente: El Mostrador
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